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Ansiedad y tratamientos de fertilidad: cuando te dicen que debes estar tranquila.

Actualizado: 17 dic 2019


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A la próxima persona que me diga que no me quedo embarazada porque no estoy tranquila, le depilo con láser el vello púbico.


Llevas cuatro procesos de estimulación con sus correspondientes duelos y sobredosis hormonales mediante pinchazos diarios. Llevas 6 intentos fallidos. Llevas seis transferencias embrionarias. Llevas seis betaesperas y un mínimo de seis pruebas de orina extrasensibles con el primer pis mañanero, todos negativos, normalmente has hecho más porque repites las pruebas de orina como un obsesivo compulsivo sus rituales. Llevas seis análisis de sangre de la hormona beta gonadotropina coriónica humana negativos. Llevas seis llamadas en las que te comunican que el resultado de tu análisis de la hormona beta gonadotropina coriónica humana en tu sangre, es negativo. Seis veces. Seis de todo y entonces, te sueltan la frase mágica: "Tú lo que tienes que hacer para quedarte embarazada es estar tranquila". ¡Zas, en toda la boca!. Entonces se te queda cara de gilipollas y piensas, ¿por qué no habré invertido todo mi dinero en un retiro budista en lugar de hacerlo en tratamientos de fertilidad? No negaré que la idea del retiro es bastante más aburrida aunque como ventaja hay que tener en cuenta la ausencia de pinchazos y la inexistencia de todo tipo cacharros que te introducen por la vagina.


Esta frase mágica, normalmente viene acompañada de datos empíricamente contrastados; la vecina de un amigo, la cuñada de un compañero de trabajo, la prima segunda de un cuñado...En todos esos casos, después de decidir dejar los tratamientos, milagrosamente, consiguen el embarazo deseado. Y claro está, todo apunta al estado calmado y tranquilo de la madre que deja de obsesionarse con el embarazo. Cuando lo escuchas, al principio sientes algo de esperanza, como cuando ves las caras de personas reales en la tele a las que les ha tocado la lotería de navidad pero inmediatamente la frase te lleva siempre a la misma cadena: ansiedad - no embarazo - tu culpa. No lo estás haciendo suficientemente bien porque no eres capaz de manejar tu ansiedad y por eso no te quedas embarazada. Conclusión, la culpa es tuya. Y tú, con tu mejor cara de gilipollas, no sabes muy bien que responder, normalmente eliges una de estas tres opciones:


Opción uno, justificarte, explicando de forma detallada una extensa lista de cosas que haces para cuidarte continuada e intensamente: voy a terapia. Hago mindfulness y reestructuración cognitiva. Me he apuntado a yoga y a pilates. Tomo ácido fólico. Como nueces que es grasa buena. Como fruta y verdura seis veces al día. Hago pan casero. Doy largos paseos. Escucho música de la buena. Veo las mejores series de Netflix, Hbo, Amazon Prime y Movistar. Dibujo. Voy al teatro. Mimo mi relación de pareja. He dejado de fumar y ya solo hago compras compulsivas de ropa de segunda mano. Nos vamos de viaje para desconectar. Estoy tomando alprazolam. Nos premiamos con algo para hacer juntos mi pareja y yo cada vez que hay un resultado negativo. Me he apuntado a un foro de mamás infértiles. He empezado a escribir. Tengo un perro. Etc.


Opción dos, rebatir los datos. Igual no va a ser la ansiedad, igual pueden ser los embriones que son de calidad regulera tirando a mala, mi reserva ovárica que es para echarse a llorar, mi útero, el esperma de mi pareja, la combinación de mis óvulos viejos y el esperma de mi pareja, solo mis óvulos viejos, la obesidad, el aire contaminado, los pesticidas...


Opción tres, callar, otorgar y entonar el mea culpa. Sí, es culpa mía, no doy la talla, no estoy a la altura de la gestación humana.


Mi reflexión con respecto a la frase mágica es que no conozco ni una sola mamá infértil que haya estado o esté tranquila durante su proceso de estimulación, transferencia, betaespera y embarazo. Ni a una sola ¿Cómo iban a estarlo, con sus experiencias terribles agónicas y traumáticos de abortos de repetición y fallos de implantación recurrentes? Ni el mismísimo buda podría estarlo.


Así que no, amigos y amigas, la ansiedad no es la causante de la infertilidad, es inherente al proceso de la fecundación in vitro, por la exposición emocional y la medicación hormonal que reciben las mamás infértiles que deciden someterse a este tipo de tratamientos. Tratamos de no volvernos puto locas en nuestro proceso pero es importante que aceptemos que vamos a sentirnos angustiadas, nerviosas, ansiosas, impacientes, inestables, esperanzadas y desesperanzadas, ilusionadas y desilusionadas, irascibles, aburridas, hartas, desesperadas, frustradas, paranoides, hiperalertas y muy asustadas hasta llegar al pánico en algunos momentos. Y claro que vamos a cuidarnos porque es un proceso largo y doloroso que no siempre lleva a buen puerto.


Así que si estás leyendo esto y no quieres cabrear a una mamá infértil , no le digas la frase mágica. Y si eres una mamá infértil y la escuchas: no es culpa tuya, coge de la mano a tu ansiedad y haced algo divertido juntas.


Fdo: Antártida






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